Qué duda cabe que vivimos una vida apresurada y convulsa la que exige estar atentos a varios estímulos a la vez y cargando con más de una responsabilidad, lo que muchas veces hace que francamente nos sintamos sobrepasados y sobreexigidos.
Las crisis de pánico son un ejemplo de cómo nuestro cuerpo y mente pueden reaccionar ante situaciones estresantes. Durante una crisis de pánico, se pueden experimentar síntomas físicos y emocionales como dificultad para respirar, sudoración, temblores, miedo intenso, entre otros. Estos síntomas pueden ser muy angustiantes y pueden llevar a la persona a sentir que pierde el control o que va a morir
¿Qué se entiende por crisis de pánico?
Es una serie de síntomas corporales que pueden ser dificultad para respirar u opresión en el pecho, palpitaciones, mareos, sudoración, temblores, hormigueo en manos y pies, deseo de huir, miedo a morir o perder el control y hacer algo terrible. Esto por supuesto varía de una persona a otra en cuanto a cantidad de síntomas e intensidad de los mismos.
Para entender cómo funciona una crisis de pánico, podemos recurrir al modelo de regulación emocional de Paul Gilbert. Este modelo se compone de tres sistemas que trabajan juntos para regular nuestras emociones: el sistema de amenaza, el sistema de logro y el sistema de calma y afiliación.
El sistema de amenaza es el que se activa durante una crisis de pánico. Este sistema es responsable de detectar peligros y amenazas en nuestro entorno y preparar al cuerpo para luchar o huir. Durante una crisis de pánico, el sistema de amenaza se activa de forma intensa, lo que puede llevar a una sobrecarga del sistema nervioso y a la aparición de síntomas físicos y emocionales.
Para manejar las crisis de pánico, es importante aprender a regular nuestro sistema de amenaza y equilibrarlo con los otros dos sistemas: el sistema de calma y afiliación y el sistema de logro. Por un lado el de calma y afiliación se activa cuando nos sentimos seguros y protegidos, y es responsable de que nos sintamos en calma, confiados y satisfechos. Por su parte, el de logro se activa cuando nos proponemos desafíos y metas. Este último es responsable de que nos sintamos motivados y estimulados.
Para regular nuestro sistema de amenaza y equilibrarlo con los otros 2. Podemos recurrir a diversas estrategias. Algunas de estas estrategias pueden incluir la práctica de ejercicios de respiración y relajación, la meditación, la práctica de la atención plena y la búsqueda de apoyo social. También podemos aprender a identificar nuestros pensamientos y emociones durante una crisis de pánico y trabajar en cambiarlos por otros más adaptativos y constructivos.
¿Puedo tratar las crisis de pánico con terapia de Flores de Bach?
La respuesta es sí. Pero desde la mirada de Bach, es decir, siempre que se enfoque en lo que le esté ocurriendo a la persona y en el problema o sufrimiento que ésta presente.
Pero antes de ir a cómo pueden aportar las esencias florales, considero importante mencionar que existen casos en los cuales se hace necesario utilizar fármacos como también hay otros en los cuales se pueden manejar muy bien con métodos naturales que consideren entre otras cosas cambiar algunos hábitos, incorporar ejercicio físico, ejercicios de relajación, etc.
Cabe destacar que aunque sean muy común hoy día y tal como lo manifiesta el Dr. Edmund J. Bourne en su libro
Ansiedad y Fobias no se sabe el por qué algunas personas desarrollan un ataque de pánico una sola vez, otras en varias ocasiones y otras simplemente nunca los experimentan.
La terapia con Flores de Bach, es muy personalizada es decir se basa en comprender qué le puede estar sucediendo a la persona en su vida a nivel personal, laboral o afectiva para que presente cuadros como las crisis de pánico. Es frecuente que los miedos, tristeza, sobreexigencia entre otros puedan gatillar dicha respuesta.
Es importante recordar que la elección de las flores de Bach dependerá de la situación particular de cada persona y que es recomendable acudir a un terapeuta especializado en terapia floral para recibir una atención personalizada. Además, es fundamental seguir un tratamiento integral que incluya cambios en el estilo de vida, terapia psicológica y en algunos casos, medicación.
En este artículo quisiera hacer hincapié en la manera que surgen algunos miedos. Están los que surgen de pensamientos que a veces sin ningún fundamento dan vueltas y vueltas, armando escenarios realmente catastróficos pero también existen los que fueron provocados por un hecho traumático que vivió la persona. En ambos casos se hace difícil diferenciar los pensamientos de la realidad, haciendo que la persona viva en un estado de alerta y temor (sistema de amenaza) permanente, determinando con esto el cómo vive su vida.