Estos últimos años han sido intensos tanto en el país como a nivel mundial, de hecho vivimos una pandemia, cosa que afortunadamente no ocurre muy seguido, pero que trajo muchos cambios en la vida de cada persona, hay personas que cambiaron de ciudad, otras de trabajo, otras de pareja, otras de casa, en muchos casos nos vimos en la necesidad de adaptarnos a una nueva realidad.
Lo antes mencionado trajo como consecuencia que aumentaran los niveles de incertidumbre, situación que nos cuesta manejar. Trayendo con ello el aumento de la ansiedad.
¿Qué es la ansiedad?
Cuando hablamos de ansiedad hay que tener en cuenta que existe una que es adaptativa que no es patológica, y es normal ante determinadas situaciones. Pero cuando sobrepasa cierta intensidad y se ve superada la capacidad adaptativa que puede ser cuando la persona se ve expuesta a muchas situaciones estresantes se puede transformar en algo patológico, interfiriendo de manera importante en la vida diaria
¿Por qué una salida a esta ansiedad es comer?
Porque comer en placentero y al hacerlo tratamos de aplacar u opacar las sensaciones molestas provocadas por los síntomas desagradables que aparecen cuando la ansiedad se desborda. De hecho muchas veces se come sin hambre y cosas que no son nutritivas. Más bien dulces y productos calóricos.
¿Cómo saber si la ansiedad se ha desbordado?
1. Preocuparse demasiado por las cosas diarias
2. Pensamientos catastróficos y constantes
3. Tener problemas para controlar las preocupaciones o sentimientos de nerviosismo
4. Ser conscientes de que se preocupan mucho más de lo que deberían
5. Sensación de inquietud
6. No conseguir relajarse y dejar de pensar
7. Problemas para concentrarse
Para analizar los puntos antes mencionados es necesario volver un poco a nuestro centro, detenernos unos momentos para escuchar lo que nos pasa. Este espacio siempre nos dará información relevante, ya que nadie mejor que nosotros para comprender y darnos cuenta que algo no está bien.
En este detenernos también podemos indagar un poco más allá y antes de lanzarnos a la comida compulsivamente podemos preguntarnos ¿en este momento que siento deseos de comer, me comería una manzana o una ensalada de lechuga?. Esta pregunta que puede sonar simple nos puede llevar a darnos cuenta y diferenciar el por qué estoy comiendo ya que cuando tenemos hambre literalmente comemos lo que tenemos a mano. Si es por hambre no pensamos en tortas, helados, papas fritas, chocolate, etc. Si el querer comer se transforma en este tipo de productos es muy probable que sea Ansiedad.
Como en muchos casos para abordar la ansiedad es importante aterrizar y mencionar que es un proceso que lleva tiempo y dedicación. Para tratarla hay distintos caminos por supuesto dependerá de cada persona.
Entre las posibilidades de abordaje entre ellas está Mindfulness o Atención plena que tiene como objetivo estar más atentos al presente, a través de prácticas informales y formales como lo es, la meditación, una por ejemplo que esté orientada a calmar la mente. Puede ser una gran aliada ya que los cuadros de ansiedad tienen como tema central los pensamientos catastróficos, rumiación, lo que por supuesto empeoran las sensaciones de intranquilidad y nerviosismo.