Se habla mucho de lo mal que podemos llegar a estar, pero poco acerca de lo que sí podemos hacer para cuidar y fortalecer nuestra salud mental.
Vivimos en una sociedad que valora por sobre todo la productividad, las agendas apretadas y el rendimiento constante. En este ritmo, solemos orientarnos más al tener que al ser, como ya lo planteaba Erich Fromm en su libro
¿Tener o ser?.
Esta visión reduccionista nos desconecta de otras necesidades e intereses, llevándonos a vivir en piloto automático. Por lo que se hace necesario cultivar otros aspectos de nuestra vida, para intentar equilibrar al menos un poco la balanza entre ser productivos y lograr estar bien a nivel mental-emocional.
Hay formas sencillas, accesibles y cotidianas de volver a nosotros mismos y sembrar bienestar a largo plazo. Aquí algunas ideas:
-Cultiva un hobbie: Darse permiso para hacer algo que disfrutamos leer, bailar, pintar, tejer, tocar un instrumento o coleccionar objetos, nos devuelve al presente y nos conecta con el placer sin exigencias.
-Evita la sobreexposición a noticias: La mayoría de los noticieros se enfocan en lo catastrófico y alarmante. Limitar o suprimir este tipo de información puede ayudarte a preservar tu paz mental.
-Espacios de silencio: Tomarte unos minutos al día para estar en silencio, sin estímulos, puede ayudarte a reconectar contigo, escuchar tus pensamientos y reducir la ansiedad.
-Hacer terapia: No es necesario estar tan mal como para evaluar hacer terapia. Existen varias alternativas, puedes buscar la que más te acomode.
-Escuchar tu música favorita: La música tiene un impacto directo sobre nuestro estado de ánimo. Regálate un momento diario para disfrutarla sin distracciones.
-Escribir lo que sientes: La escritura es una herramienta poderosa para liberar emociones, comprender lo que te pasa y ordenar el caos mental. No necesitas ser escritor: basta con ser honesto.
-Beber agua: Hidratarte es clave. A través de la orina eliminamos toxinas y también exceso de cortisol, la hormona del estrés.
-Alimentación nutritiva: Comer de forma equilibrada no solo es bueno para el cuerpo, también lo es para la mente. Alimentos frescos, naturales y variados nutren tu sistema nervioso y emocional.
-Dormir lo necesario: El descanso es fundamental. Una buena higiene del sueño favorece la claridad mental, la memoria y el manejo emocional.
-Conectar con otros: Hablar con alguien de confianza, compartir un momento con un ser querido o simplemente saludar a un vecino puede recordarte que no estás solo.
Cuidar la salud mental no siempre requiere grandes cambios, sino pequeños gestos repetidos con intención. Volver a lo simple, a lo esencial, se traduce en autocuidado.